Norberto Rivera, ex cardenal y siempre bendecido, se fue de compras con lo que le “sobró” de las limosnas celestiales.
¿Su elección? Dos humildes departamentos en Mitikah, la torre más lujosa de la CDMX. Precio por unidad: 10 millones de pesos. Dios provee, ¿o era la gente sospechosa?
No pasa nada: Norberto recurrió a su vecina, la jueza Blanca Lobo, quien con la mano en el corazón (y quizás otro en un rancho de Durango), le concedió un amparo para recuperar 1.3 millones en impuestos que había pagado por la comprita.
Y así, entre bendiciones fiscales y amistades judiciales, el angelito nos recuerda por qué urge cambiar al Poder Judicial.
¿Justicia divina o tráfico de influencias con sotana?