Una emergencia marítima de grandes proporciones se desató el pasado 1 de junio cuando el carguero Morning Midas, con aproximadamente 3 mil automóviles a bordo rumbo a México, tuvo que ser abandonado en pleno Océano Pacífico tras ser consumido por un incendio fuera de control.
De acuerdo con información difundida, el buque —operado por la empresa Zodiac Maritime— zarpó el 26 de mayo desde el puerto de Yantai, China, y realizó escalas en Nansha y Shanghái antes de enfrentarse a la tragedia que forzó su evacuación.
El fuego, según los primeros reportes, se originó en una de las cubiertas donde se encontraban alrededor de 800 vehículos eléctricos, cuyas baterías de iones de litio podrían haber sido un factor crítico en la propagación del siniestro.
A pesar de los intentos de la tripulación por sofocar las llamas, la situación se volvió incontrolable, y los 22 tripulantes fueron rescatados por un buque mercante cercano, según confirmó la Guardia Costera de Estados Unidos.
El incidente no sólo representa una pérdida millonaria en términos de carga, sino que también reactiva las alertas sobre los peligros de transportar vehículos eléctricos por vía marítima, una preocupación creciente en la industria debido a los riesgos de incendio asociados con las baterías.
Por ahora, el Morning Midas permanece a la deriva, mientras se evalúan los daños y las implicaciones ambientales del incidente. Las autoridades marítimas internacionales ya investigan el caso.