Después de su derrota en las elecciones presidenciales, Xóchitl Gálvez reapareció públicamente con un mensaje que llamó la atención por su tono, su contenido y, sobre todo, por lo que no dijo. Sin referirse directamente al resultado electoral ni a su paso por la contienda, la excandidata de la coalición opositora centró su mensaje en lo personal: salud, familia, trabajo y facturación.
“Relajada, feliz y facturando”, fue la frase con la que definió su estado actual. Luego agregó:
“Regresé a la empresa […] Una dieta de 1200 calorías y ejercicio. Dos horas en el gimnasio diario. Hago fuerza, hago cardio, y eso me da otro estado de ánimo, tiempo para mí”.
La exsenadora aseguró que retomó su vida empresarial, actividad que ha mantenido durante más de tres décadas, y que está aprovechando su tiempo fuera del foco político para reconectar con su familia.
El mensaje también incluyó una especie de consejo para quienes ven la política como un punto sin retorno:
“Hay vida después de la política. Constrúyansela”.
Las declaraciones rápidamente causaron efecto en redes sociales. Frases como “No es ‘relajada, feliz y facturando’, se llama sinvergüenza”, “Debería estar pensando, analizando, razonando…” y “De la que nos salvamos” circularon con fuerza en plataformas como X (antes Twitter).
La excontendiente dejó ver que, por ahora, su prioridad está lejos del Congreso o los escenarios públicos.
“Gracias a Dios, tengo la empresa hace 33 años. Bueno, dos empresas. Y sin embargo, estoy aquí”, señaló.
Su reaparición, se presentó como una especie de mensaje personal. Pero en el contexto postelectoral, lo personal también comunica.